
Publicación de verano de 2025
El chamƔn ahora construye para Cristo
Una joven madre se acercó a nosotros en la reciente conferencia, describiendo sus migraƱas crónicas debilitantes y pidiendo oración. Contó cómo, desesperada por encontrar alivio, le habĆa dado la espalda al SeƱor y a su esposo al consultar a un brujo local.
Como era de esperar, los dolores de cabeza persistĆan. Ella se presentó ante nosotros porque querĆa volver corriendo al SeƱor y pedirle alivio. El EspĆritu Santo nos indicó que primero debĆa disculparse con el SeƱor por haber recurrido al lado oscuro en busca de ayuda. Lloró de vergüenza y rĆ”pidamente aceptó que estaba dispuesta a regresar al SeƱor, su "primer amor" de 21 aƱos.
Luego, el EspĆritu Santo nos indicó que antes de que pudiĆ©ramos orar para que sus dolores de cabeza desaparecieran, ella necesitaba disculparse con su esposo por haberse salido de la cobertura espiritual ordenada por Dios para ella.
Una vez mĆ”s, ella accedió de inmediato y quiso pedir perdón por haberlo lastimado de esa manera. Mientras se disculpaba, su esposo, sorprendentemente, tambiĆ©n se disculpó por haberle hablado mal y no haberla ayudado mĆ”s con los niƱos, algo inusual en los hombres de su cultura indĆgena.
Nuestras oraciones continuaron mientras la pareja se miraba con lĆ”grimas y disculpas fluyendo entre ellos. Ese dulce momento de arrepentimiento y reconciliación serĆ” monumental en su matrimonio. Al dĆa siguiente, la mujer adoró y cantó con tanta libertad y paz, radiante al entregarse.
entregarse enteramente al SeƱor. Mientras tanto,
Su marido, inusualmente, se ocupó de la
Dos niƱos pequeƱos con una mirada mƔs suave
sobre él. La transformación en
Ambos fueron notables.
Mientras hacemos la paz en nuestros corazones
Con Dios y el hombre, libera la
El asombroso poder de Cristo para sanar:
en nuestros corazones, dentro de nuestros cuerpos,
y en nuestras relaciones.

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Tales diferencias culturales
Hace aƱos, Alan, nuestros primos de Alaska, y yo viajamos con un equipo indĆgena a las profundidades de la selva del sur de Guyana. Nuestros guĆas, entre ellos Shushu, una estudiante indĆgena de nuestro centro de formación bĆblica en Brasil, nos llevaron a la remota aldea wai wai de Gunns. El viaje duró cinco dĆas de ida y cinco de vuelta: en camión, remolque tirado por un tractor y, finalmente, en una canoa de 7,6 metros navegando por rĆos interminables. Su sabidurĆa y habilidades de supervivencia nos mantuvieron a salvo en la selva.
Una aldea por la que pasamos demostró una generosidad notable, permitiendo que los jóvenes que nos acompaƱaban recogieran grandes cantidades de fruta para nuestro viaje, una generosidad rara vez vista en la ciudad. Durante el viaje, nos maravilló la armonĆa de nuestros guĆas al montar el campamento: uno pescaba, otro recogĆa leƱa y un tercero tendĆa hamacas. Hicimos todo lo posible por ayudarlos, con la esperanza de no aƱadirles mĆ”s trabajo. Cada noche, piraƱas frescas y arroz eran como un festĆn. Su estilo de vida era muy diferente al nuestro, pero su cariƱo por nosotros nos dejó una huella imborrable.
Recientemente, recordĆ© esto cuando Shushu me contactó desde Georgetown, la capital de Guyana. HabĆa traĆdo a su madre para un tratamiento de cataratas, pero no estaba preparado para la vida urbana. A diferencia de...
La jungla, donde la comida y el refugio eran gratuitos.
disponible, de repente necesitaba dinero para
transporte y comidas. El cambio cultural fue
abrumador.
Por la provisión de Dios, lo conectamos con nuestro
El nuevo director guyanƩs, Sam Frederick, un
Hombre indĆgena que domina ambas culturas.
Como una vez confiamos en Shushu en la jungla, Ʃl
ahora dependĆa del Cuerpo de Cristo en la ciudad.
La Escritura enseƱa que somos un solo Cuerpo con
diversos dones, cada uno apoyando al otro en
amor. Esta experiencia me recordó cómo
Es esencial que la unidad sea. ”CuÔn agradecidos estamos!
”Por el Cuerpo de Cristo!


El pasado abril, Kevin y yo nos conocimos cuando fui a Flower Mountain, Honduras. Conectamos al instante y sentĆ la inspiración de compartir el Evangelio con Ć©l. ParecĆa muy interesado, y al dĆa siguiente, quiso entregar su vida a JesĆŗs. DespuĆ©s de orar juntos para que recibiera a Cristo, pasamos juntos todo el tiempo posible durante los siguientes dĆas. Entonces, demasiado rĆ”pido, llegó el momento de despedirnos, y eso fue muy difĆcil.
Enseguida nos conectamos por WhatsApp y empezamos a llamarnos a diario. TenĆamos mucho de quĆ© hablar. Era increĆble cómo buscaba a Dios. Luego, cuando regresĆ© cinco meses despuĆ©s del viaje de verano, Kevin habĆa estado pensando en bautizarse en agua y querĆa que yo lo hiciera. Ā”No lo podĆa creer! Nunca antes habĆa bautizado a nadie. SintiĆ©ndome muy honrada, pude bautizar a Kevin, y ahora es un hombre completamente diferente. Ama a JesĆŗs plenamente. Mantenemos contacto constante y me encanta verlo crecer en su relación con JesĆŗs. Nunca imaginĆ© que Dios pudiera traer tanto crecimiento a travĆ©s de una amistad a distancia.

