
ĀæHasta dónde llegarĆas?
ĀæConducirĆas 40 minutos para una conferencia bĆblica? ĀæDos o tres horas? Conoce a Mario Shaba, de la tribu Mayuruna en el oeste de Brasil, quien caminó diecisĆ©is dĆas a pie (Ā”ida y vuelta!), en canoa y en bote con su esposa, sus tres hijos y su reciĆ©n nacido para asistir a una conferencia bĆblica cristiana indĆgena en la Amazonia.
Al principio, Mario no destacaba, pero cuando supimos de su gran compromiso, nos quedamos maravillados. Su pasión por compartir a Cristo lo llevó a sacrificarse mucho, a pesar de que su familia vive muy por debajo del umbral de la pobreza. Recientemente habĆa completado la formación para un puesto docente excepcional y bien remunerado, pero le faltaba la certificación final, simplemente porque no podĆa pagar la matrĆcula de 450 reales (100 dólares estadounidenses).
Al oĆr esto, no dudamos: "Ā”Somos el Cuerpo de Cristo, podemos ayudar!". Al igual que la Iglesia primitiva de Hechos 2:44-45, los creyentes se unieron para atender la necesidad. Mario lloró de gratitud, sabiendo que esta pequeƱa ayuda le abrirĆa las puertas para enseƱar, tanto acadĆ©micamente como el Evangelio, a su comunidad no alcanzada.
Gracias por sus oraciones, generosidad y colaboración: ”Dios estÔ actuando de maneras poderosas!


El chamƔn ahora construye para Cristo
Una joven madre se acercó a nosotros en la reciente conferencia, describiendo sus migraƱas crónicas debilitantes y pidiendo oración. Contó cómo, desesperada por encontrar alivio, le habĆa dado la espalda al SeƱor y a su esposo al consultar a un brujo local.
Como era de esperar, los dolores de cabeza persistĆan. Ella se presentó ante nosotros porque querĆa volver corriendo al SeƱor y pedirle alivio. El EspĆritu Santo nos indicó que primero debĆa disculparse con el SeƱor por haber recurrido al lado oscuro en busca de ayuda. Lloró de vergüenza y rĆ”pidamente aceptó que estaba dispuesta a regresar al SeƱor, su "primer amor" de 21 aƱos.
Luego, el EspĆritu Santo nos indicó que antes de que pudiĆ©ramos orar para que sus dolores de cabeza desaparecieran, ella necesitaba disculparse con su esposo por haberse salido de la cobertura espiritual ordenada por Dios para ella.
Una vez mĆ”s, ella accedió de inmediato y quiso pedir perdón por haberlo lastimado de esa manera. Mientras se disculpaba, su esposo, sorprendentemente, tambiĆ©n se disculpó por haberle hablado mal y no haberla ayudado mĆ”s con los niƱos, algo inusual en los hombres de su cultura indĆgena.
Nuestras oraciones continuaron mientras la pareja se miraba con lĆ”grimas y disculpas fluyendo entre ellos. Ese dulce momento de arrepentimiento y reconciliación serĆ” monumental en su matrimonio. Al dĆa siguiente, la mujer adoró y cantó con tanta libertad y paz, radiante al entregarse.
entregarse enteramente al SeƱor. Mientras tanto,
Su marido, inusualmente, se ocupó de la
Dos niƱos pequeƱos con una mirada mƔs suave
sobre él. La transformación en
Ambos fueron notables.
Mientras hacemos la paz en nuestros corazones
Con Dios y el hombre, libera la
El asombroso poder de Cristo para sanar:
en nuestros corazones, dentro de nuestros cuerpos,
y en nuestras relaciones.


ā
Tales diferencias culturales
Hace aƱos, Alan, nuestros primos de Alaska, y yo viajamos con un equipo indĆgena a las profundidades de la selva del sur de Guyana. Nuestros guĆas, entre ellos Shushu, una estudiante indĆgena de nuestro centro de formación bĆblica en Brasil, nos llevaron a la remota aldea wai wai de Gunns. El viaje duró cinco dĆas de ida y cinco de vuelta: en camión, remolque tirado por un tractor y, finalmente, en una canoa de 7,6 metros navegando por rĆos interminables. Su sabidurĆa y habilidades de supervivencia nos mantuvieron a salvo en la selva.
Una aldea por la que pasamos demostró una generosidad notable, permitiendo que los jóvenes que nos acompaƱaban recogieran grandes cantidades de fruta para nuestro viaje, una generosidad rara vez vista en la ciudad. Durante el viaje, nos maravilló la armonĆa de nuestros guĆas al montar el campamento: uno pescaba, otro recogĆa leƱa y un tercero tendĆa hamacas. Hicimos todo lo posible por ayudarlos, con la esperanza de no aƱadirles mĆ”s trabajo. Cada noche, piraƱas frescas y arroz eran como un festĆn. Su estilo de vida era muy diferente al nuestro, pero su cariƱo por nosotros nos dejó una huella imborrable.
Recientemente, recordĆ© esto cuando Shushu me contactó desde Georgetown, la capital de Guyana. HabĆa traĆdo a su madre para un tratamiento de cataratas, pero no estaba preparado para la vida urbana. A diferencia de...
La jungla, donde la comida y el refugio eran gratuitos.
disponible, de repente necesitaba dinero para
transporte y comidas. El cambio cultural fue
abrumador.
Por la provisión de Dios, lo conectamos con nuestro
El nuevo director guyanƩs, Sam Frederick, un
Hombre indĆgena que domina ambas culturas.
Como una vez confiamos en Shushu en la jungla, Ʃl
ahora dependĆa del Cuerpo de Cristo en la ciudad.
La Escritura enseƱa que somos un solo Cuerpo con
diversos dones, cada uno apoyando al otro en
amor. Esta experiencia me recordó cómo
Es esencial que la unidad sea. ”CuÔn agradecidos estamos!
”Por el Cuerpo de Cristo!

”MÔs Biblias en audio en camino!

āMuchas gracias por este regalo (compartir el Evangelio) que estĆ”n enviando a la gente de Yanomami. Esta es una herramienta poderosa para la tribu que vive en la selvaā. āPaulo Nunes, Director Ejecutivo de CONPLEI
āNos sentimos muy alentados por sus esfuerzos para ayudar a nuestra gente aquĆ. CONPLEI por sĆ solo no llega muy lejos, pero con su colaboración, llegamos aĆŗn mĆ”s lejosā. āHenrique Terena, presidente de CONPLEI

